En los años en que Brasil se convirtió en el epicentro del mundo futbolístico, ganando tres campeonatos mundiales en doce años -1958, 1962 y 1970-, las referencias a Pelé y a su Santos, erigido en claro dominador del balompié sudamericano, eran lugares comunes.
El Campeonato Paulista tenía un club monopolizando los títulos -11 desde 1955 a 1969-, pero no así el Carioca. Allí, el cetro se lo disputan los integrantes del Big Four de Río de Janeiro: Flamengo, Fluminense, Vasco da Gama y Botafogo.
Este último fue fundado en 1891 como club de regatas y, en 1904, como asociación futbolística independiente. La entidad ganó varios títulos en la era amateur, a comienzos del siglo XX, y conseguió cierta hegemonía sobre sus rivales en la década de 1930.
Aquellos años, Botafogo obtuvo cinco campeonatos locales de forma casi consecutiva. En aquel equipo destacaron nombres como los de Carvalho Leite, Pamplona o Germano.
Pasaron dos décadas en las que el conjunto albinegro apenas revalidó en una oportunidad el título estadual, hasta que llegó la época dorada del fútbol canarinho. A finales de los años 50, Botafogo articula un auténtico equipo de ensueño.
El club enlazará dos grandes generaciones de futbolistas convirtiéndose, durante más de una década y junto al Santos, en uno de los principales afluentes de jugadores para la selección brasileña que gana las tres Copas Mundiales.
Hacia 1955, el club de la estrella solitaria cuenta en sus filas con dos jugadores de talla mundial: Nílton Santos y Mané Garrincha. Aún es frecuente escuchar, tanto a quien los ha visto como a quien no, decir que son dos de los más grandes de todos los tiempos.
Santos era el más veterano de la plantilla; llevaba en el club desde 1948, y había sido convocado para el mundial celebrado en 1950 -el del Maracanazo-, aunque no llegó a jugar. También había disputado el de 1954, en Suíza.
Era conocido como A Enciclopédia entre sus compañeros, dados sus vastos conocimentos deportivos, y consiguió retirarse en 1964 habiendo batido el récord de apariciones para el Botafogo, con 721 partidos a sus espaldas.
Mané Garrincha, por su parte, era de otro planeta. Conocido como A Alegría do Povo, el menudo extremo derecho de piernas encorvadas era la sensación cada domingo en Maracaná.
Aunque vivó sus últimos años de vida sumido en la miseria, fue y sigue siendo un símbolo Fogão merced a sus más de 600 partidos jugados desde 1951 hasta 1965.
Pero Garrincha y Santos no eran las únicas figuras en la plantilla. Si todo gran equipo presume de tener un gran artillero, ese fue Quarentinha. Ídolo indiscutible del club, aún posee el récord de goles para Botafogo, con un total de 308 dianas repartidas en 10 años vistiendo la elástica blanca y negra.
Llega el año 1957, y se incorpora a la disciplina botafoguense un centrocampista inteligente, elegante y con mucho gol: Didí. Procede de uno de los rivales locales, el Fluminense, donde había jugado durante diez temporadas y era considerado una deidad, lo cual no le impidió hacerse imprescindible vistiendo la estrella de Botafogo hasta 1962, con excepción de la temporada en que fue fichado por el Real Madrid tras su destacada actuación en el mundial de Suecia '58, pero el jugador no se adaptó y regresó a Río.
Otra de las perlas que se incorporan a la plantilla es Mário Lobo Zagallo, escurridizo atacante que ocupa el extremo izquierdo y que también gana los títulos del 58 y 62 con la nacional. Además, Zagallo se convertiría en el primer profesional del fútbol en ganar también la Copa Mundial como entrenador, en 1970, y como asistente en 1994 y 2002, participando así en todos y cada uno de los títulos conseguidos hasta la fecha, por lo que en Brasil alcanza la dimensión de talismán absoluto para los intereses futbolísticos del país.
Botafogo se proclama campeón del Campeonato Carioca en 1957, y consecutivamente en 1961 y 62, consiguiendo también este último año el Torneo Río-São Paulo. Disputan la Copa Libertadores en 1963 y únicamente en semifinales caen derrotados ante el Santos FC, que fue el ganador de dicha edición.
Pero la columna de jugadores arriba descritos está en decadencia. La marcha de Didí, la edad de Nílton Santos, que apura su carrera hasta los casi 40 años y el ocaso de Garrincha hacían necesaria una revolución en el equipo. Mário Zagallo también se retira y asume entonces el papel de técnico.
Los nuevos referentes del equipo ya se habían incorporado: Jairzinho, que tomará el relevo de Garrincha en el extremo derecho, y Gerson, un centrocampista total con gran técnica que acabará reconvertido a regista tanto en el club como en la selección, y que viene a cubrir el hueco dejado por Didí.
Otros jugadores de menos renombre pero igualmente imprescindibles en el nuevo esquema de Botafogo en esos años son los defensas Waltencir, Oswaldo Sampaio y Zé Carlos, el arquero Manga, el centrocampista Roberto Miranda y el punta Amarildo, también internacional.
Los éxitos llegarán pronto en forma de dos nuevos títulos estaduales, otro interestadual Río-São Paulo y, al fin, el tan ansiado Brasileirão -actual Serie A- en 1968. Este título nacional de liga fue el primero y único hasta la consecución del de 1995, casi treinta años después. Ambos son, junto con la Copa Conmebol lograda en 1993, los únicos grandes títulos que posee el Botafogo de Futebol e Regatas.
Considerado como uno de los 'Doce Grandes' clubes de Brasil, sin duda su vitola de gran institución viene heredada, en gran medida, de aquellos años dorados en los que se ganó el derecho a ser considerado uno de los mejores equipos del mundo.
El Campeonato Paulista tenía un club monopolizando los títulos -11 desde 1955 a 1969-, pero no así el Carioca. Allí, el cetro se lo disputan los integrantes del Big Four de Río de Janeiro: Flamengo, Fluminense, Vasco da Gama y Botafogo.
Años 30 y primeros títulos estaduales
Este último fue fundado en 1891 como club de regatas y, en 1904, como asociación futbolística independiente. La entidad ganó varios títulos en la era amateur, a comienzos del siglo XX, y conseguió cierta hegemonía sobre sus rivales en la década de 1930.
Aquellos años, Botafogo obtuvo cinco campeonatos locales de forma casi consecutiva. En aquel equipo destacaron nombres como los de Carvalho Leite, Pamplona o Germano.
Sequía hasta los 50
Pasaron dos décadas en las que el conjunto albinegro apenas revalidó en una oportunidad el título estadual, hasta que llegó la época dorada del fútbol canarinho. A finales de los años 50, Botafogo articula un auténtico equipo de ensueño.
El club enlazará dos grandes generaciones de futbolistas convirtiéndose, durante más de una década y junto al Santos, en uno de los principales afluentes de jugadores para la selección brasileña que gana las tres Copas Mundiales.
Garrincha, a alegría do povo |
Hacia 1955, el club de la estrella solitaria cuenta en sus filas con dos jugadores de talla mundial: Nílton Santos y Mané Garrincha. Aún es frecuente escuchar, tanto a quien los ha visto como a quien no, decir que son dos de los más grandes de todos los tiempos.
Nílton Santos
Santos era el más veterano de la plantilla; llevaba en el club desde 1948, y había sido convocado para el mundial celebrado en 1950 -el del Maracanazo-, aunque no llegó a jugar. También había disputado el de 1954, en Suíza.
Era conocido como A Enciclopédia entre sus compañeros, dados sus vastos conocimentos deportivos, y consiguió retirarse en 1964 habiendo batido el récord de apariciones para el Botafogo, con 721 partidos a sus espaldas.
Garrincha y Nílton Santos |
Garrincha, o anjo das pernas tortas
Mané Garrincha, por su parte, era de otro planeta. Conocido como A Alegría do Povo, el menudo extremo derecho de piernas encorvadas era la sensación cada domingo en Maracaná.
Aunque vivó sus últimos años de vida sumido en la miseria, fue y sigue siendo un símbolo Fogão merced a sus más de 600 partidos jugados desde 1951 hasta 1965.
Didí, Amarildo, Quarentinha...
Pero Garrincha y Santos no eran las únicas figuras en la plantilla. Si todo gran equipo presume de tener un gran artillero, ese fue Quarentinha. Ídolo indiscutible del club, aún posee el récord de goles para Botafogo, con un total de 308 dianas repartidas en 10 años vistiendo la elástica blanca y negra.
Llega el año 1957, y se incorpora a la disciplina botafoguense un centrocampista inteligente, elegante y con mucho gol: Didí. Procede de uno de los rivales locales, el Fluminense, donde había jugado durante diez temporadas y era considerado una deidad, lo cual no le impidió hacerse imprescindible vistiendo la estrella de Botafogo hasta 1962, con excepción de la temporada en que fue fichado por el Real Madrid tras su destacada actuación en el mundial de Suecia '58, pero el jugador no se adaptó y regresó a Río.
El gran Lobo Zagallo
Otra de las perlas que se incorporan a la plantilla es Mário Lobo Zagallo, escurridizo atacante que ocupa el extremo izquierdo y que también gana los títulos del 58 y 62 con la nacional. Además, Zagallo se convertiría en el primer profesional del fútbol en ganar también la Copa Mundial como entrenador, en 1970, y como asistente en 1994 y 2002, participando así en todos y cada uno de los títulos conseguidos hasta la fecha, por lo que en Brasil alcanza la dimensión de talismán absoluto para los intereses futbolísticos del país.
La delantera del Botafogo |
Llegan de nuevo los títulos
Botafogo se proclama campeón del Campeonato Carioca en 1957, y consecutivamente en 1961 y 62, consiguiendo también este último año el Torneo Río-São Paulo. Disputan la Copa Libertadores en 1963 y únicamente en semifinales caen derrotados ante el Santos FC, que fue el ganador de dicha edición.
Gerson |
Pero la columna de jugadores arriba descritos está en decadencia. La marcha de Didí, la edad de Nílton Santos, que apura su carrera hasta los casi 40 años y el ocaso de Garrincha hacían necesaria una revolución en el equipo. Mário Zagallo también se retira y asume entonces el papel de técnico.
Con Zagallo, una nueva generación toma el relevo
Los nuevos referentes del equipo ya se habían incorporado: Jairzinho, que tomará el relevo de Garrincha en el extremo derecho, y Gerson, un centrocampista total con gran técnica que acabará reconvertido a regista tanto en el club como en la selección, y que viene a cubrir el hueco dejado por Didí.
Otros jugadores de menos renombre pero igualmente imprescindibles en el nuevo esquema de Botafogo en esos años son los defensas Waltencir, Oswaldo Sampaio y Zé Carlos, el arquero Manga, el centrocampista Roberto Miranda y el punta Amarildo, también internacional.
Jairzinho con Zagallo |
Los éxitos llegarán pronto en forma de dos nuevos títulos estaduales, otro interestadual Río-São Paulo y, al fin, el tan ansiado Brasileirão -actual Serie A- en 1968. Este título nacional de liga fue el primero y único hasta la consecución del de 1995, casi treinta años después. Ambos son, junto con la Copa Conmebol lograda en 1993, los únicos grandes títulos que posee el Botafogo de Futebol e Regatas.
Considerado como uno de los 'Doce Grandes' clubes de Brasil, sin duda su vitola de gran institución viene heredada, en gran medida, de aquellos años dorados en los que se ganó el derecho a ser considerado uno de los mejores equipos del mundo.