Comenzó el partido agitado tras las polémicas de los últimos días, suscitadas por el cuerpo técnico del cuadro andaluz, respecto al pobre estado del campo de entrenamiento que el Deportivo le cedió en Abegondo. El técnico local incluso llegó a culpar al club herculino de la lesión de uno de sus jugadores, en unas declaraciones que deberían ser analizadas tanto como el terreno en cuestión.
Sea como fuere, los locales se fueron al ataque desde un principio, sabiéndose favoritos. Las ganas de resarcirse ante la afición local (1000 espectadores) tras la derrota ante el filial del Celta el pasado domingo se notaban en cada uno de los once deportivistas, que estrenaban la campaña copera hoy en Riazor. Ni uno desentonó, incluidos varios jugadores cuestionados y otros poco habituales, en la primera media hora de partido.
Los primeros minutos, de lo mejor de la temporada
Durante la primera parte, Celso Borges se hinchó a recuperar balones en la salida del Ejido, Rui Costa mostró una gran movilidad en punta de ataque, Héctor Hernández aportó profundidad y trabajo, además del gol, y Álex mostró un gran saber estar en defensa y salida de balón, como es costumbre en el capitán. Gandoy dejó claro que está para ser titular en este equipo, y hasta Beauvue estuvo relativamente trabajador e incisivo.
El gol del Dépor llegó en una jugada embarullada en el área, tras minutos de presión. Rui Costa supo aguantar la bola y cederla a Héctor, que soltó un latigazo que atravesó la línea defensiva y se coló por la parte de arriba de la meta defendida por Godino. Tras verse por abajo en el marcador, los visitantes generaron más peligro, y en una de sus arremetidas, llegó la jugada que pudo cambiar el partido.
El Dépor se queda con diez
Un peligroso balón en profundidad lo intentó cortar Borja Granero, que acabó viendo la roja por esa acción en el balcón del área deportivista. La falta, peligrosísima, salió a escasos centímetros del palo derecho de Lucho, que cubrió bien. El propio meta blanquiazul se lució a tres minutos del descanso con un paradón a disparo de Juanje. La mano prodigiosa sacó el balón de la escuadra del palo largo. Partido muy serio, dicho sea de paso, del habitual suplente bajo palos.
Y en una última posesión de los coruñeses, fue Rui Costa el que la tuvo para hacer el segundo. Un balón que quedó franco y solitario ante el atacante portugués, fue golpeado por este con el interior, cogiendo una fenomenal rosca que, finalmente, no llegó a ver puerta. El poste izquierdo de la meta andaluza repelió el intento.
Movimientos de banquillo que no evitaron el sufrimiento
Tras la reanudación, Fernando Vázquez movió ficha. Borja Galán entró por Claudio Beauvue para paliar la inferioridad numérica. El Dépor acabó configurando un 4-4-1 y sosteniendo a un Ejido que se creció en superioridad. Pero en una de las contras locales, el lateral zurdo Javi Rosa vio la amarilla por una clara infracción en banda. Había visto ya una en la primera parte, con lo que se fue a la calle por doble amonestación.
El partido se equilibró entonces de nuevo. No obstante, los sucesivos fueron los mejores minutos del conjunto visitante, que dominó aún más la posesión, sintiéndose cómodo en tres cuartos de campo y poniendo en aprietos a un Lucho que respondió bien. La salida de Lara, con molestias, dio entrada a Derik Osede, que disputó sus primeros minutos tras recuperarse de su lesión.
Ligera recuperación y errores en punta
Álex se incrustó por momentos entre centrales; Borges y Galán comenzaron a carburar, toda vez que Derik y Mujaid cortaron con acierto las internadas almerienses. Uche y Miku saltaron al césped por Costa y Gandoy en el '75, y el Deportivo pareció coger otra vez la batuta del encuentro. Algún disparo de media distancia y varias ocasiones claras marradas absurdamente por Miku.
Poco bagaje goleador, desde luego, para el que probablemente fue el mejor partido de la temporada por parte de los blanquiazules. Esto, a falta de mencionar los dos goles anulados en la segunda parte al cuadro visitante, así como un posible penalti no señalado por presunta mano de un Bóveda que, de nuevo, estuvo poco acertado en líneas generales. Una oportunidad que tuvo el equipo para reivindicarse, pero que casi acaba en tragedia, salvada por el árbitro y un gran Lucho García.