Ray Clemence en el país de los porteros

Ray Clemence en el Liverpool

 

El caso de Ray Clemence (Lincolnshire, 1948 - Northamptonshire, 2020) es bastante particular. Formó parte del mejor Liverpool que se recuerda, y está ampliamente reconocido como su mejor guardameta de la historia. Es, de hecho, uno de los porteros más prolíficos y laureados de todos los tiempos. Sin embargo, su carrera se desarrolló coincidiendo con la —¿única?— época en que las islas británicas gozaban de una espléndida salud bajo palos. En lo que a competencia directa se refiere, Ray Clemence fue coetáneo de Gordon Banks o Pat Jennings primero, y de Peter Shilton o Neville Southall después. Su talento acabó viéndose eclipsado en su país y fuera de él, ya que también le tocó rivalizar con figuras extranjeras de la talla de Lev Yashin, Ubaldo Fillol, Dino Zoff, Sepp Maier, Arconada o el Chopo Iríbar.

Sus inicios en la vecina Scunthorpe

Firmó su primer contrato profesional el mismo día que cumplió los diecisiete. Los ojeadores del Scunthorpe United no dejaron escapar al espigado jugador y, tras superar las pruebas técnicas con la gorra, Ray Clemence se hizo inmediatamente con la titularidad. Jugó en la tercera división dos campañas, antes de fichar por el Liverpool, dejando su piso de alquiler en King Edward St al nuevo juvenil que había incorporado el Scunthorpe; un tal Kevin Keegan.

Shankly firma a Ray Clemence para el Liverpool

Su llegada a la ciudad de los Beatles se produjo en junio de 1967, justo el día de San Juan. El legendario Bill Shankly lo había ojeado en nada menos que 12 partidos, y tenía claro que Ray era el guardameta idóneo para su proyecto de futuro. Shanks fue, probablemente, el hombre que cambió para siempre la historia del club del Mersey. Las 18.000 libras esterlinas que pagó al Scunthorpe por el joven arquero le parecieron una bicoca, y pronto lo puso a trabajar para convertirse en el relevo del veterano Tommy Lawrence.

Ray Clemence se gana la titularidad

El talludito portero escocés llevaba una década en el club, y Clemence tardó tres años en ganarle la titularidad y sentarlo definitivamente. Fue en la temporada 1970/71 que Ray empezó a ser pieza clave en un Liverpool que iba a ganarlo todo. El buen ojo de Shankly supo armar un equipo que se convirtió en el mejor del país, superando al United de la Santísima Trinidad, al Tottenham de Jimmy Greaves y Cliff Jones o al Dirty Leeds de Don Revie. Únicamente el Forest, dirigido entonces por Brian Clough, pudo rivalizar en aquellos años con el conjunto red.

 

Ray Clemence haciendo una 'palomita' en Anfield Road

La etapa más exitosa de la historia red

Ray Clemence estuvo 14 temporadas en el Pool. Lo ganó todo, incluyendo varias ligas y FA Cup, una Copa de la UEFA y tres Champions, nada menos. La grada The Kop lo considera, aún a día de hoy, el guardameta más trascendental de la historia del club, y su mito sigue presente en Anfield Road por mucho que pasen los años e incluso él, como ocurre desde hace poco tiempo, ya no esté entre nosotros. La afición local lo sigue venerando y su nombre salió votado entre los 11 futbolistas más queridos que jamás hayan pasado por la institución.

Ray Clemence no triunfó con Inglaterra

Sin embargo, el éxito cosechado como jugador de club no lo tuvo en la selección, donde comenzó a jugar a cuentagotas. No tuvo demasiados minutos hasta que se retiró el mítico Gordon Banks, héroe nacional tras el mundial de 1966 y autor de la Parada del Siglo a Pelé en México. El larguirucho Clemence supo esperar, tal y como había hecho cuando era todavía suplente de Tommy Lawrence en el Liverpool. Y la oportunidad acabó llegando. Llegó a ser internacional en 61 ocasiones, pero los Pross se quedaron inexplicablemente fuera de dos mundiales de forma consecutiva —1974 y 1978—. También fue dolorosa la eliminación en la Eurocopa de 1980, donde Ray Clemence fue titular, pero los Three Lions no pasaron a la segunda ronda. Para el año 82, un Peter Shilton que pasaba ampliamente de los treinta años de edad lo relegaba al banquillo, de donde ya no se movería hasta el momento en que decidió retirarse de la selección. La batalla por la titularidad entre ambos porteros duró muchos años, y finalmente la ganó el del Forest.

Cambio de aires con destino a Londres

Su declive en la selección coincidió también con el relevo generacional bajo palos en un Liverpool que seguía aspirando a todo. Alguien consideró en el verano de 1981 que Ray Clemence ya no era una opción fiable, y el club empezó a barajar alternativas. Llegado ese momento, el portero decidió aceptar repentinamente una oferta del Tottenham Hotspur. El meta de Lincolnshire dejaba el club de su vida en el momento álgido, siendo la final de Champions ganada frente al Real Madrid —¡sí, hubo un tiempo en el que el Madrid perdía finales!— su último partido con los reds. Atrás dejaba una friolera de 665 partidos y 18 títulos ganados para el club que nunca camina solo, aunque ahora lo estaría un poco más sin su gran mariscal bajo palos.

El veterano Ray Clemence de los Spurs

Clemence llegaba a un Tottenham huérfano de sus enormes referentes en los 60 y 70. Greaves y Jones se habían retirado años atrás, y también la estrella de la portería londinense: el irlandés Pat Jennings. Una papeleta que hubiese sido difícil de solventar para cualquiera, menos para el bueno de Ray. Se asentó como titular y jugó 337 partidos con los Spurs, levantando una FA Cup y la Copa de la UEFA en 1984, nada menos. A pesar de que muchos lo dieron por muerto, Clemence volvió a demostrar de qué pasta están hechas las leyendas, y cerró bocas tanto en la prensa londinense como en los despachos de Liverpool. Además, en su nueva etapa en la capital inglesa acabó coincidiendo con otros enormes futbolistas como Steve Archibald, Glenn Hoddle, Gary Mabutt, Chris Waddle y Osvaldo Ardiles.

Retirada y legado posterior

Clemence colgó los guantes en el verano de 1988, lastrado por las lesiones y con los 40 casi cumplidos, estableciendo la segunda marca más alta registrada en partidos oficiales disputados por un futbolista. Curiosamente, su antecesor en White Hart Lane —Jennings— fue el primero en ese ránking, hasta que su rival en la selección —Shilton— pulverizó el registro de ambos diez años después, registrando sus 1.396 participaciones como nuevo récord absoluto, todavía vigente a día de hoy. Aunque no le faltaron éxitos en su carrera y reconocimientos una vez retirado, la dimensión de Ray Clemence hubiera sido aún mayor de no ser porque le tocó jugar en aquella época en la que Inglaterra, aunque parezca increíble, era un país de grandes porteros.