Fue un buen partido el visto ayer en Elche. Faltaron los goles, pero ilicitanos y coruñeses generaron multitud de ocasiones de gol y tuvieron algunas muy claras que no entraron. Fue por acierto de los guardametas, fueras de juego milimétricos o la falta de acierto de unos delanteros incapaces de fijar su punto de mira que el tanteo no se movió en los 90 minutos de juego.
Hubo dominio alterno todo el partido; cuando el Dépor se dormía, los locales cogían el mando y viceversa. El dominio visitante se volvió más que evidente al inicio del segundo acto. El Deportivo buscó hasta cansarse la portería local. Lucas tuvo dos clarísimas, y otra estuvo a cargo de Mella, pero fue anulada por fuera de juego.
Los alicantinos respondían de cuando en cuando, y ahí salió a la palestra Hélton Leite, con una intervención de especial mérito a disparo de Nico Fernández, el más revoltoso de los locales. Sin embargo, no hubo sorpresas en lo sucesivo. Los puntas de lanza de ambos equipos fueron sustituidos y, como suele pasar con Idiákez, los cambios no influyeron en el resultado.
Esta vez no fue la tardanza; fue la forma de alterar el dibujo aleatoriamente lo que minó las posibilidades de un Deportivo que, milagrosamente, duerme fuera de peligro por demérito de sus inmediatos competidores. La clave para estar tranquilos esta temporada es ganar partidos como este, y solventar los asuntos pendientes como el balón parado y la puntería de cara a gol.
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