El Dépor afronta hoy domingo, dentro de un horario especialmente estúpido —gracias al genio visionario de Tebas—, su partido de la séptima jornada en segunda división. Será en Riazor y ante un Málaga donde también comienzan las urgencias del que no ha arrancado bien la temporada siendo un recién ascendido, pero del que se espera un rendimiento inmediato, pues es un club histórico de una ciudad grande.
Sin embargo, el equipo boquerón vendrá a Coruña con la intención de morder. Su plantilla, al igual que la nuestra, empieza a nutrirse de jóvenes valores con ambición y ganas, que quieren dejar atrás lo antes posible la mala imagen ofrecida por el club en las últimas temporadas. Tanto en el as pecto deportivo como en el financiero, los andaluces no pasan por un buen momento.
Justo la intención contraria a la que tenían ayer sus ultras, que protagonizaron una serie de sucesos lamentables ayer noche por toda la ciudad. Dejaron el bar La Menuda, en las inmediaciones del estadio, hecho un mapa y dieron por saco hasta que se cansaron. Esperemos que no se vea esa actitud hoy en Riazor, en un partido que había sido declarado de alto riesgo está semana.
Imanol Idiákez recupera a varios jugadores, como los lesionados Bouldini y Escudero, que irán convocados en una lista que vuelve a gozar de buena salud. Esta tarde sólo faltará Petxarromán de los jugadores importantes en plantilla, razón por la cual el técnico vasco podrá prácticamente calcar la alineación de las últimas dos jornadas.