Otro partido más del Deportivo fuera de horario —y ahora también fuera de día— el jugado contra el Éibar esta noche (1-0). Tal como se podría suponer de antemano, fue un choque igualado. Hubo superioridad local en cuanto a ocasiones, mientras que los armeros fueron capaces de dominar más el juego y la posesión. No es ninguna noticia que este nuevo Dépor ceda el control esperando la contra, pues todos sabemos que nuestra mejor arma es la velocidad al espacio de Mella, Yeremay o Lucas. Pero la sensación al cierre de esta nueva jornada es que nos falta capacidad en la sala de máquinas.
Debut esperado de Óscar Gilsanz en Riazor
Arriesgó Gilsanz dando la titularidad en el pivote a Villares y Soriano, prescindiendo de una figura de corte más destructor, como podría ser Mfulu o Jurado. El resultado no fue el esperado, supongo. La tendencia de los dos extremos canteranos, el dúo 'Yeremella', es jugar muy pegados a la cal, y esto provoca una gran laguna desde los pivotes hasta la posición de punta. Es ahí donde muchas veces naufraga el capitán de nuestro barco, Lucas Pérez, demasiado solo en algunas situaciones de recepción y de presión adelantada.
El 7 trabaja como si aún tuviese 25 primaveras, y en esas labores también suele echar el resto Iván Barbero, que no parece el punta indicado para este Dépor anclado en un 4-2-3-1 que se está revelando bastante estéril, salvo en los partidos en que el equipo golea cómodamente —Albacete y Cartagena—. Uno se pregunta si un 4-4-2 en rombo cerrado, al estilo Michel Hidalgo, sería más productivo y nos haría fuertes por dentro tanto como por fuera.
Juego espeso, dominio alterno
El Éibar se hizo con la posesión antes, y revoloteó por las inmediaciones del área de Hélton de forma constante, buscando el disparo y el remate a centro lateral. Sin embargo, fue una cabalgada estratosférica de Mella la que permitió la ocasión blanquiazul más clara del partido. Ganó la espalda muy bien el canterano a la defensa eibarresa, pero acabo precipitando un disparo desde una posición más escorada de la que ya tenía ganada a los centrales rivales. Jonmi la sacó con seguridad, aunque no sin pasar ciertos apuros.
Providenciales intervenciones de los guardametas
Volvió a tener una el Deportivo rondando la media hora, pero la buena combinación entre Yeremay y Lucas no tuvo premio. Luego Soriano se fue al suelo por una acción fortuita, dando el susto de la noche. Hacia el minuto 40, únicamente fue Pascual, el más activo de los atacantes guipuzcoanos, quien consiguió inquietar un par de veces a la parroquia coruñes. Minutos más tarde, sería Peru Nolaskoain, un viejo conocido de la afición, el que puso a prueba al Hélton más felino haciéndole sacar una manopla prodigiosa que justifica su fichaje y titularidad ampliamente.
Sustos sin consecuencias en una y otra porterías
Mismo guión de siempre al comenzar el segundo acto, y el cuadro local se volcó para saberse dominador en los minutos venideros. La ilusión duró unos 10 minutos, y luego recuperó presencia el Éibar. Aún así, se sucedería un rosario de ocasiones durante esta mitad. La mayoría blanquiazules, con internadas de Lucas, centros de Yeremay a Barbero y algún disparo de Mella sin mayores consecuencias. En cambio, la más clara del segundo tiempo fue azulgrana. Puertas estrellaba un remate en el larguero a salida de un córner con Hélton batido, metiendo el miedo en el cuerpo a todo Riazor.
Cansancio generalizado entre los herculinos
En el último tramo se sucedieron los cambios que, además de pocos, como ya es costumbre, no aportaron una marcha más a un necesitado Deportivo, que veía cómo se diluían sus posibilidades de victoria, y se dedicó desde el 65 a mantener el resultado, no sin pasar ciertas estrecheces. Además, se jugó la expulsión de Obrador, que finalmente fue perdonada por el árbitro al dejar en una las dos amarillas claras que tuvo el lateral cedido por el Madrid. Se ve que hay cosas que quedan grabadas para siempre en el subconsciente de los colegiados.
El Expreso de Espasande
Fue de nuevo Mella el que arrojó unas gotas de combustible al ánimo local. Llevó a cabo dos internadas llenas de diabluras y velocidad, en las que se reclamaron sendos penalties. Ninguna de las jugadas fue suficientemente dudosa para Sánchez Villalobos, y Riazor se quedaba sin un premio que, a partir del 75 y sin el '17' en el campo, se persiguió más con el corazón que con la cabeza. Los últimos minutos provocaron un vaivén de idas y venidas a la desesperada, con ambos conjuntos muy mermados por el agotamiento físico y mental.
Soriano daba más crédito a Gilsanz
Quedaban las fuerzas y las neuronas justas para un movimiento ensayado a la salida de un córner, y fue ahí donde Yeremay vio solo a Joker, pasado el minuto 90, que de un derechazo coló la bola por la escuadra del palo largo para júbilo de la grada, que estalló para celebrar un merecido golpe de suerte al fin. Soriano pedía perdón a su ex-equipo de la pasada campaña, pero su sonrisa delataba la felicidad que suponía reivindicarse como una de las figuras de este nuevo Dépor, tan lleno de dudas como capaz de ilusionar al aficionado más descreído.